Una Viajera por Asia Central(lo que queda de mundo) de Patricia Almarcegui

Me apasiona la literatura de viajes. Me encantaría tener mi propia librería dedicada a literatura de viajes. Me gusta viajar, particularmente viajar sola. Cuando viajo sola, la Arantxa que viaja es diferente a la que permanece en su ciudad. Siempre me he considerado una persona abierta, pero cuando viajo soy mucho más propensa a hablar con desconocidos y a conocer gente.

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Sinceramente, compré este libro porque está escrito por una mujer, Patricia Almarcegui, que viaja sola. La Universidad de Barcelona en la colección Periodismo activo, 10 (2016) lo ha editado y ya va por la segunda edición. Ella es, además de escritora, profesora de literatura comparada en la Universidad de Barcelona y, claro está, le gusta viajar. Además fue bailarina del Balleto di Roma (este era uno de mis sueños de infancia, además de ser escaladora profesional). Ha ganado varias becas para poder hacer investigaciones y algunos proyectos sobre poesía y arte.

Pero vamos al grano, al libro. No se trata solo de un libro en el que la autora te va narrando su día a día durante el viaje sino que además reflexiona sobre la actividad de viajar.

«Una de las grandes características del viajero desde la época moderna es que sigue a otros viajeros.Algo necesario, pues las geografías nuevas y extrañas solo pueden recorrerse a partir de imágenes previas. Lo que no ocurrió en la Antigüedad ni en la época medieval. Los motivos del viaje hoy son otros. Uno de los más interesantes, viajar para seguir las huellas del escritor, el pintor o el cineasta que hizo del ligar el motivo principal de un libro un cuadro o una película. El viajero se traslada para tener sus mismas experiencias. Como si los destinos pudieran devolverlas».

A sus reflexiones añade citas de otras obras y de otros autores. Una de las autoras que nombra varias veces en el libro es Annemarie Schuwarzenbach una mujer suiza conocida por su faceta de escritora de viajes ( ya he pedido uno de sus libros en una de las librerías de la la ciudad).

Una de las cosas positivas de viajar sola es, como ya he dicho antes, que uno, por lo menos en mi caso, se vuelve más abierto de lo habitual y tiende a hablar con  desconocidos. Esto, por supuesto, también le ocurreella durante su viaje por Asia Central. La verdad es que es una de las cosas que más me gusta de viajar sola. Pero, como mujer que viaja sola también comparto las palabras de Almarcegui sobre esta condición de ser mujer y sola:

«Porque miedo, lo que es miedo, solo tengo a veces. Cuando es de noche y las calles de la ciudad están vacías. Y eso me ocurre tanto en Occidente como en Oriente. El espacio público nunca ha sido algo seguro y tranquilo, menos aún igualitario para el hombre y la mujer. Un hombre nunca temerá lo que una mujer en las condiciones anteriores y en ciudades como Bruselas, Barcelona, Palmira o Berlín. El temor. El gran temor. La vejación. Ser víctima de un ataque de violencia sexual».

Esto, tristemente, es total y absolutamente verídico. Las mujeres no podemos disfrutar de la misma manera de los espacios públicos que los hombres. Sería fantástico poder andar sin miedo en las situaciones que la autora describe en su libro. Así debería ser en un mundo justo.

El libro me ha encantado, me lo he leído rápido, pero confieso que podía haberlo leído aún más rápido, pero me gusta disfrutar esto libros a poquitos, para que dejen un buen sabor de boca e  ir pensando en las cosas que voy leyendo. Además según se iba acercando el final me daba pena terminarlo. Me ha gustado mucho cómo está escrito. Lo recomiendo totalmente.

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